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MAPUCHE

En el cono sur de América Latina, la palabra Mapuche es a menudo sinónimo de resistencia. Mapuche se relaciona, en efecto, con una identidad colectiva de larga tradición histórica cuyos territorios han ocupado posiciones marginales en las distintas formaciones socioterritoriales coloniales/estatales en las cuales fueron inscritos desde el siglo XVI.

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En el marco del coloquio, cinco investigadores compartieron sus visiones de la problemática mapuche en Chile, desde distintas aristas contemporáneas: la territorialidad, el género, la educación intercultural y el derecho.

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Michel Duquesnoy:

Resiliencia y orgullo territorial entre las mujeres mapuche williche de la Norpatagonia chilena

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Fabien le Bonniec:

Regímenes de territorialidad, ontologías indígenas y desarrollo en país Mapuche

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Elisa Loncon:

Pluralismo epistémico en el curriculum de la educación superior: una perspectiva territorial 

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Jorge Aillapán:

Territorialidad indígena: autodeterminación o Marco Ruggie?

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Leonardo Crisóstomo:

Fortalecimiento de economías locales frente a proyectos de inversión en territorio Mapuche

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Resiliencia y orgullo territorial entre las mujeres mapuche williche de la Norpatagonia chilena

 

Michel Duquesnoy

Universidad Bernardo O'higgins

michel.duquesnoy@ubo.cl 

Duquesnoy

Una pregunta: ¿Qué fundamentos discursivos permiten analizar la visibilización político cultural de las mujeres mapuche williche de la Norpatagonia chilena?

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​Las múltiples e incesantes mutaciones socioculturales que afectan a los Mapuches williche provocaron profundas reconfiguraciones de su estructura política. Las mujeres en su quehacer social, cultural, económico y político son actualmente elementos claves entre su pueblo y el mundo chileno. Son interfaces valiosas y productivas. Su implicación contribuye a remodelar las estructuras “tradicionales” de sus comunidades y asociaciones. Desde su mundo asociativo y participativo, influyen en los diálogos y mediaciones con el entorno social, cultural y político, tanto a nivel regional como nacional.

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​¿Cómo, por qué, desde cuándo su visibilización en el quehacer político reviste tal importancia para la pervivencia de su pueblo originario?

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​Dos hipótesis: primeramente, las mujeres mapuche williche, como mujeres e indígenas estigmatizadas en su género y cultura, perteneciendo a un conjunto sociocultural minorizado, actualmente aseguran la transmisión de los valores “ancestrales” –rol “tradicional”- y plantean las pautas de las demandas y diálogos con el entorno político regional y nacional. En segundo lugar, tal quehacer político (en un sentido amplio) manifiesta una resiliencia cultural comunitaria singular, capaz de recomponer al conjunto de filiación. La utilización del concepto de resiliencia, común en la psicología, ayuda a asentar los análisis de la visibilización del quehacer práctico y teórico de las mujeres mapuche williche.

 

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¿Cómo la perspectiva de género contribuye a la acción participativa?

 

Las mujeres mapuche williche de la Norpatagonia chilena al igual de sus compañeras “indígenas” del continente americano, muestran desde unas tres décadas una acción participativa particularmente eficaz y adecuada a los contextos estatales singulares.

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Aprendieron indudablemente a través de largos procesos de empoderamiento a expresarse interna y públicamente para reivindicar mejoras sobre su condición de subordinación y sumisión tanto como mujeres e indígenas. Es decir, traspasar y traducir problemáticas, temáticas y praxis de tipo feminista no “blanco” y no académico a favor de su género (el ser mujer y identificarse cómo cuerpos sexuados) a la par de demandar respeto y reconocimiento para sus pueblos de filiación y afiliación.

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​Al asociarse y participar activamente como agentes político-culturales dentro de sus comunidades y en su caso, emprender una decidida militancia en la mayoría de las veces pacífica, han visibilizado una autentica y genuina apertura intercultural, ubicándose en la bisagra de los dos mundos socio-culturales en los que desempeñan sus actividades.

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La problemática de género que las anima, por ser en sí secundaria, se vitaliza y fortalece en uno de los principios claves de la democracia: la participación.

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Regímenes de territorialidad, ontologías indígenas y desarrollo en país Mapuche

 

Fabien Le Bonniec

Universidad Catolica de Temuco

fabien@uct.cl

LeBonniec

Las tensiones perceptibles en las comunidades mapuche del sur de Chile no se reducen a simples conflictos de tierras sino que evidencian controversias en torno a las formas de concebir y relacionarse con el territorio. Remiten a un desencuentro histórico entre una representación estática, hegemónica y estatal del territorio y una territorialidad practicada por los Mapuche. Esta última se configura tanto, a través de las representaciones ontológicas mapuche como por intermedio de su relación secular con el Estado. Desde esta óptica la lucha histórica de las comunidades mapuche lleva consigo un proceso de recomposición territorial que busca restaurar equilibrios, continuos sociales y paisajísticos quebrados por la invasión y usurpación de sus territorios, y así restablecer relaciones de reciprocidad con las distintas entidades socio-naturales que caracterizan estos espacios. Esta lucha está anclada en diversas mediaciones polimorfas con el Estado y la sociedad chilena, con el fin de alcanzar un reconocimiento de tiempos y racionalidades culturales diferenciados en convivencia en un mismo espacio. Es desde estas lógicas de acción y de relación que es necesario generar instancias de encuentros y diálogos de saberes que contribuyan a terminar con las desigualdades y asimetrías que alimentan la conflictividad en el sur y en todo el país.

 

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¿Por qué los territorios se estructuran a partir de fundamentos simbólicos?

 

Una primera respuesta consistiría en retomar todos los aportes de la geografía, de la historia social o de la antropología que muestran como a través del tiempo y del espacio los grupos humanos han llevado diversos procesos de semantización de sus hábitats atribuyéndolos significados, ya sea por intermedio de prácticas o actos de discursos, estableciendo lugares de memoria, sacralizando algunos, asignando cualidades positivas o negativas a otros…

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Los fundamentos simbólicos no existen en sí. El ser humano es una maquina a simbolizar y territorializar. De hecho, evocar el territorio implica necesariamente referirse a los símbolos que caracterizan y delimitan sus espacios. Ahora bien, esta perspectiva nos puede ayudar a entender la territorialidad mapuche no como una entidad establecida y fija en el tiempo sino más bien, como un espacio de representaciones y prácticas en permanente transformación y cuyas estructuras se van reconfigurando de acuerdos a los contextos locales y globales. Esto permite entender por ejemplo, el surgimiento de conflictos territoriales muchas veces interpretados como inventos pero que residen más bien, en procesos de revalorización de espacios y de revitalización identitaria. Estos se relacionan muchas veces con la intervención de los lugares de vida de las poblaciones que reivindican su territorio, y sobre todo con su aspiración a poder de decidir sobre ello. La controversia en torno a un territorio produce efectos de restructuración y reconfiguración de ello, llevando a su población a mirarlo, representarlo y relacionarse con este de otra forma.

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Pluralismo epistémico en el curriculum de la educación superior: una perspectiva territorial

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Elisa Loncon

Universidad de Santiago de Chile

elisa.loncon@usach.cl

Loncon

Nos interesamos a la relación entre el territorio, la visión del mundo mapuche y la educación intercultural bilingüe transversal para todos los chilenos.

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El territorio es la base para la existencia del pueblo mapuche. La lengua y la cultura necesitan de espacios para ser practicadas y desarrolladas. El sistema educativo mapuche gira en torno al cuidado del territorio y la madre naturaleza, por lo que la educación escolar tendría que incorporar este principio y práctica, para la continuidad de los pueblos y su cultura. Pero alcanzar esta práctica no es posible en una educación de tipo colonial monocultural como ha sido históricamente la escuela chilena. No solo se necesita potenciar las culturas originarias, sino también educar, formar a la sociedad chilena con nuevos valore relacionados con el respeto de la naturaleza y con el reconocimiento de la cultura y lengua de los pueblos indígenas.

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El reto implica también que la escuela de cabida a los proyecto de vida de las comunidades, es decir de que los programas escolares integren en su misión y objetivos pedagógicos los retos de desarrollo social formulado por las mismas comunidades.

 

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¿Cómo sembrar las bases de una educación intercultural en Chile?

 

A través de una educación para todos que incorpore los saberes, conocimientos y valores de los pueblos originarios al curriculum pedagógico y que además potencie el desarrollo de algunas competencias básicas en lenguas indígenas. En efecto, la lengua es el instrumento que nos permite acercarnos al mundo de los pueblos indígenas. Esto además generará corresponsabilidad en la sociedad chilena respecto a la mantención de la lengua.

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Territorialidad indígena: autodeterminación o Marco Ruggie?

 

Jorge Aillapán

Centro de Estudio Mapuche Rumtun

abogado@aillapan.cl

Aillapan

La legislación universal sobre Derechos Humanos (DD.HH.) constituye el marco normativo que otorga visibilidad y soporte a la institucionalidad de los pueblos indígenas. Es a partir de aquella que se configuran las distintas prerrogativas destinadas a reconocer, promover y respetar la pervivencia de los indígenas en el mundo.

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​En los últimos años, ante el avance mundial de las políticas neoliberales y la industria extractiva, la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha generado particulares recomendaciones a objeto de favorecer el desarrollo sustentable, entre las que se encuentra el denominado “Marco Ruggie”. Lamentablemente, este “Marco Ruggie” -al igual que mucha normativa sobre DD.HH.- no resulta obligatorio para las empresas, de modo que el cumplimiento de estos estándares exigidos por la ONU queda entregado a la ética empresarial y a su responsabilidad social con el medio y quienes habitan los territorios afectados.

 

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¿Son los derechos humanos el marco adecuado para el desarrollo territorial de los pueblos indígenas?

 

En la actualidad, la jurisprudencia emanada de tribunales chilenos e internacionales no es más que una tibia expresión de la normativa sobre DD.HH. destinada a resolver cuestiones críticas que afectan a los pueblos indígenas como, por ejemplo, la conservación de sus tierras y territorios. En efecto, los DD.HH. se muestran útiles al momento de reconocer y promover el respeto hacia aquellos, pero no para exigir reparación y sanción por las vulneraciones sufridas.

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​El principal problema deriva del histórico paternalismo y minusvaloración de los pueblos indígenas -en cuanto “grupos vulnerables”- y la prohibición del Estado colonialista a permitirles el ejercicio de la autodeterminación. En términos concretos, los derechos reconocidos ante el sistema ONU son negados o, al menos, relativizados cuando se exigen en plano nacional interno.

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​Ante el panorama descrito urge revisar si las exigencias básicas planteadas por los pueblos indígenas -autodeterminación política, control territorial, etcétera- serían realizables al amparo de la legislación internacional sobre DD.HH. o si, por el contrario, ello resulta inviable habida cuenta su condición de “grupos vulnerables” y la aceptación de un pluralismo jurídico subordinado al Estado colonialista".

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Fortalecimiento de economías locales frente a proyectos de inversión en territorio Mapuche

 

Leonardo Crisóstomo

Asociacion Lof Trancura

lcrisostomo2012@alu.uct.cl 

Crisostomo

Nos interesa la defensa territorial en torno a proyectos de inversión en el territorio mapuche Winkulche, comuna de Curarrehue. En éste proceso, las comunidades Mapuche han iniciado una resistencia que se basa en cinco puntos, uno de ellos es el fortalecimiento de economías locales. Estas iniciativas han permitido fortalecer la organización mapuche en el territorio en torno a un turismo comunitario que ha dado sustento a gran parte de las familias de Curarrehue. La resistencia también parte por la revitalización lingüística y espiritual que va de la mano con lo material, esto lo ha entendido bien la comunidad Mapuche de Trankura, que desde hace siete años viene oponiéndose al proyecto hidroeléctrico Añihuarraqui que pretende instalase en su sitio de significancia cultural denominado el Guillatuwe.

 

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¿Se representa la juventud el territorio mapuche de la misma manera que lo hacían sus padres y abuelos?

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Creemos que hemos vivido diferentes etapas de lucha y contexto en la resistencia Mapuche. Nuestros abuelos y padres vivieron una de las etapas más duras de nuestro Pueblo, la “chilenización”, lo cual tuvo severas repercusiones no sólo en nuestra identidad, sino en nuestra lengua y creencias. Pero aún sí, los jóvenes venimos a representar el descontento del abuso, de la memoria y el sentir de un pueblo desarraigado en sus raíces. Pero también en la revitalización de nuestras prácticas, en la acción de la recuperación, en la reconstrucción de nuestra Nación. El conocimiento ancestral jamás se ha perdido, y es nuestro deber fortalecerlo y trasmitirlo a nuestros hijos e hijas.

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